Cuerpo 2.0

Ya no basta con inyectarse cosas, con tragar otras, ahora toca el turno de “atacar” a los genes e incluirlos en la fiesta de la manipulación con el fin de obtener mejores resultados deportivos, y es que el espectáculo debe continuar.

(Cuerpo 2.0) Resumiendo mucho, podemos entender por dopaje como el uso de sustancias prohibidas en el deporte y no hablamos de simple bayas. Sin ser muy entendido, podemos intuir que el suministro de estas sustancias es siempre exógena de primer nivel, mas todo esto puede cambiar pronto. Desde hace tiempo se intuye, o más bien se sabe, pero hasta que no se desarrollen procesos de detección fiables no se puede hablar de la generalización del dopaje genetico. Se entiende por dopaje genético a la manipulación de células, genes y en general todos los manipulación de elementos genéticos con el fin de incrementar el rendimiento deportivo. De esta definición, como habrás apreciado, se ha excluido el terminó “natural”, ya que algunos defensores de esta práctica, manifiestan que está “terapia de los genes” es más natural que algunos tratamientos a los que se someten el común de los mortales.
El trabajo de los organismos internacionales del deporte, se centran en la detección de esta trampa. Siendo un poco optimista, y teniendo de ejemplo como se ha trabajado en la lucha contra el dopaje “común”, se puede llegar a la conclusión de que ya estamos detrás. Un deportista que hubiera sido sometido a estás técnicas de “ayuda”, podría pasar por limpio en los Juegos Olímpicos de Londres, por la simple regla de tres de que el dopaje, siempre va por delante del anti dopaje. Sirva de ejemplo “El caso Balco” y como era casi imposible ser detectada y tuvo que ser a través de una historia de “rencillas humanas” como se descubriera esta trampa.
 Vamos hacia un futuro de marcas mágicas, con historias propias del cine o series de televisión. Nos dirigimos en dirección al “superatleta”, y posiblemente, y digo posiblemente a un cambio de la visión del doping. Quizás estamos llegando al momento de hablar de una tercera vía, en vez de movermos en un círculo vicioso en el que gana el primero que detecta lo indetectable.

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