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viernes, 21 de febrero de 2014

LA VITAMINA D, UNA NECESIDAD

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Las vitaminas son las grandes conocidas y la vez las grandes desconocidas dentro de todo lo relacionado con la salud. Cada cierto tiempo se pone de manifiesto la necesidad de vigilar nuestros hábitos alimenticios para llevar una vida saludable y sobre todo para obtener el aporte necesario de todos los nutrientes. En esta ocasión vamos a centramos en la vitamina D.

La vitamina D puede ser formada por nuestro organismo y su deficit afecta de manera más importante a los niños, a los que provoca raquitismo. Tampoco hay que perder de vista a los adultos, a los cuales la carencia de vitamina D provoca molestias de incidencia ósea.
El ciclo de la Vitamina D se inicia en la absorción de la materia prima (provitaminas) para a través de la piel y la influencia solar llega al hígado, y en el último estadío al riñón. En la fase final llega siendo la “ real vitamina D”, con todos elementos para funcionar bien en el proceso biológico. 
Si bien con la dieta moderna en la que los alimentos “reforzados” como las leches, y más comunes como el hígado de bacalao (rico en E) o los huevos nos aportan lo suficiente, las fases de carencia tienen unos resultados muy perjudiciales para nuestra salud. Unos bajos niveles de Vitamina D provocarán un desequilibrio del calcio y el fósforo y todo el proceso que esto conlleva, que como señalamos arriba, se podría resumir en problemas óseos de jóvenes y adultos.
En resumen, la importancia de la vitamina D en nuestro organismo quizás haya perdido cierta importancia “social” en relación con otras “vitaminas estrellas”. Toda persona que este en un proceso de ajuste alimenticio, poca presencia de pescado de mar en su dieta y poco exposición al sol, debería de controlar siempre que sus niveles de vitamina D son normales. No hay que perder de vista que en todo lo relacionado con la salud, la clave está en llevar un equilibrio entre los distintos alimentos.

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