Cuerpo 2.0

Cada vez son más los estudios que establecen una relación directa entre la dieta de las personas y los condicionantes que contribuyen a una vida más prolongada. Una vida sana y larga no sólo se consigue con lo que comemos, pero si parece que es una parte importante. Una dieta no basta para conseguir lleguemos a los 120 años en condiciones aceptables. Nuestra longevidad vendrá condicionada por múltiples factores, como la genética, el clima, carácter, nivel de vida del país y hasta nuestra situación laboral.

Es altamente probable que los nonagenarios tengan antepasados que han alcanzado esa meta. También es obvio que un sistema sanitario tendente al control para la posterior corrección de las dolencias detectadas, es un “promotor” de personas longevas. El sexo también influye, de media se ha establecido que las mujeres viven más que los hombres, siendo más del 80 por ciento sobre el total de las persona que han vivido hasta los 100 años.

Reglas básicas para la longevidad 

Si bien aún falta el estudio definitivo sobre la relación de la dieta y la longevidad se han establecido ciertos acuerdos sobre lo que es mejor para nuestro cuerpo de cara a prolongar su funcionamiento de manera acertada:
Lo primero es una dieta baja en calorías. El exceso siempre ha sido perjudicial para la buena salud de la relación de dieta y longevidad es claro.

Segundo, reducir la ingesta de grasas animales y aumentar la de pescado, concretamente se recomienda el azul por aportar nutrientes muy aconsejables.

Tercero, reducción de manera drástica de la ingesta de azúcares procesados. Se ha establecido una clara relación entre los azucares procesados y la aceleración de los procesos de oxidación en nuestro organismo.

En resumen, y a falta del estudio definitivo, la dieta es un factor clave de cara a prolongar nuestra vida y que sea de la manera más “cómoda” posible.